EL VALOR DE LA UNIDAD.
Hace algún tiempo, en un pueblo pequeño, alejado de la ciudad y por lo tanto de la tecnología. En ese pueblo vivían en promedio 300 personas entre hombres, mujeres, niños, ancianos,etc…Todos se llevaban muy bien.
En el pueblo vivían una pareja de ancianitos que habían sacado adelante a su nieta que era ya una señorita de 20 años. La joven llamada Paloma se entregaba diariamente en cuerpo y alma para que los niños de aquel pueblo aprendieran a leer y escribir, las ganas de aprender de los niños eran inmensas por lo que diariamente pasaban la mañana bajo la fresca sombra de un frondoso árbol para aprender. Todos en el pueblo eran muy felices porque aunque no llevaban una vida lujosa, todos gozaban de buena salud y nada les faltaba. Paloma quería mucho a sus abuelos por todo lo que habían hecho por ella desde que era una niña. Ella trabajaba en el campo después de estudiar con los niños. Su trabajo era bien pagado por lo que le alcanzaba para sostener su casa y mantener a sus abuelos que por su edad ya no podían salir a trabajar y por eso Paloma se sentía con la responsabilidad se devolver a sus abuelos todo el sacrificio, trabajo y esfuerzo que hicieron por ella. Paloma aunque era muy joven ya comenzaba a cansarse de las jornadas de trabajo diario bajo el inmenso calor del sol.
Un día mientras estudiaba con los niños en el campo, vio venir a lo lejos 2 coches lujosos que se aproximaban al pueblo por lo que se despidió de los niños para ir a ver que pasaba.
Cuando ella llego a la oficina del delegado vio afuera los coches que había visto antes por lo que decidió entrar para averiguar lo que pasaba. Cuando entro pudo escuchar que un hombre le hacia la propuesta al delegado de que civilizaran aquel pueblo y lo ayudaran a crecer.
Aquellos hombres querían conectar las redes telefónicas, internet, hacer tiendas en las tierras donde las personas de aquel pueblo cultivaban y trabajaban para poder comer y salir adelante. Le pedían al delegado que hiciera un cálculo del costo de las tierras y ellos estaban dispuestos a pagar.
Paloma no podía permitir que les quitaran sus tierras por lo que fue de inmediato a avisarle a la gente que había cerca y en cuestión de minutos pudo reunir a cerca de 150 personas para impedir que el delegado vendiera sus campos. Cuando los hambres y el delegado salieron de la oficina la gente comenzó a gritar que se fueran aquellos hambres y no volvieran más y así fue. Cuando se fueron el delegado hablo con la gente y les planteo que era mejor vender las tierras por que los hombres estaban dispuestos a pagar cualquier cantidad de dinero que pidieran, que con las empresas que hicieran iban a tener más fuentes de trabajo y no tendrían que volver a trabajar en el campo bajo el sol. A algunas personas les pareció buena idea pero la mayoría estuvo en desacuerdo por lo que unidos le exigieron al delegado que no hiciera negocios con aquellos hombres y así fue pues días después, cuando los hombres volvieron el delegado les dijo que no estaban en venta las fuentes de alimento de su pueblo.
Perales Perales Esmeralda 2º “F”
Lectura, expresión oral y escrita.
31 de mayo de 2010.